¿A qué os suena Mike Oldfield? A la mayoría, a dos cosas: a Tubular Bells, y a una niña vomitando puré de guisantes encima de Max Von Sydow y amigos; y a Moonlight Shadow, y a unos ochentas y noventas felices como lombrices, nocturnos, alcoholizados y llenos de bares con todo tipo de música que no cerraban nunca.

En vez de centrarme en lo primero, en su obra fundacional y revolucionaria, voy a centrarme en lo segundo. Voy a dejar de lado sus obras más icónicas, las grandes producciones instrumentales y su maestría como multiinstrumentista, para hablar en esta paja de sus composiciones más “humildes”, menos gloriosas y grandiosas. Al menos desde un punto de vista musical. O quizá ni eso. No sé. Lo diré de otra forma: quiero hablar en esta paja de sus canciones más poperas, esas en la que incluso se atrevió a meter letra y voz. No son pocas, aunque si son pocas las más famosas. De entre esas, voy a hacer una pequeña selección personal, a ver qué os parece. A lo mejor hasta os descubro alguna.

10.- Man on the Rocks; en versión moderna, y eléctrica.

Mientras os voy dejando este mi ranking personal, un poco de historia. ¿De dónde sale este genio, este espécimen tan especial como raro? De Inglaterra, como no, como tantos y tantos otros. Ellos inventaron el fenómeno de la música popular o pop; nótese que hablo del fenómeno pop, un cambio social y empresarial que definió la industria de la música para siempre (por ahora; aunque eso puede estar cambiando en este preciso momento), y no del género Pop, surgido mucho más tarde, para definir una forma de hacer esa música.

Mike Oldfield nació en Reading, pueblo al este de Londres, famoso por el mega festival que se celebra allí todos los años, y van treinta ya, creo. Parece que su infancia fue feliz, familiar y tranquila, hasta que su madre, debido a un embarazo que no terminó como estaba previsto, comenzó a sufrir problemas mentales. La historia, por lo que dice en su biografía, es un poco más truculenta de lo que parece. La madre salió un día de a casa en dirección al hospital, para tener a su niño, pero algo salió mal y no volvió a casa hasta pasado un año, más o menos. Y cuando lo hizo, volvió sola, sin churumbel y muy afectada por lo que había vivido. Nada volvió a ser cómo era para nadie en la familia. He oído al propio Mike decir en un documental que él recuerda bien sentir al bebé dentro de la tripa de su madre y como tenían el garaje lleno de todo tipo de cosas para el bebé. Lo que le pasó al niño, no lo tengo muy claro. Al parecer no murió en el parto, pero nació con síndrome de Down, o similar, y no sobrevivió ni un año. Su madre quedó muy tocada mentalmente y nada volvió a ser como antes para la familia. Mike se refugió en la música, pasando la mayor parte del día metido en su cuarto, donde se dedicó a practicar y practicar sin parar. Lo que no sé es dónde sacó esa afición musical. En su familia no existía un interés especial en la música, lo dicen ellos mismos, pero él se empeñó y se empeñó hasta convertirse en el monstruo musical que ha sido y es hoy en día.

9.- Pictures in the Dark; ojo al solista rollo escolanía del colegio en día de la Virgen.

Esta visión de su adolescencia cuadra un poco más con la imagen de tímido irrecuperable que yo tenía de él. Aunque le he visto en algunas pocas entrevistas recientes que ha dado y la verdad es que el tío parece muy normal. Claro que muy normal ahora, con los 66 años que se gasta, sus millones y su casita al borde del lago. Merecido se lo tiene el chaval, que lo suyo ha trabajado. Dejando aparte los años de formación autodidacta, lleva trabajando, con poca pausa, desde finales de los sesenta, cuando entró como bajista en un grupo llamado “The Whole World”, liderado por el músico Kevin Ayers —según parece, toda una eminencia en el rock progresivo y psicodélico británico—. Fue una experiencia efímera —y no la única, aunque sí la más reseñable— y poco después, creo que todavía viviendo con Ayers en su piso de Seven Sisters, en Londres, es cuando se pone a trabajar y grabar, en un aparato muy casero, los primeros acordes al órgano de lo que luego sería Tubular Bells. Eso sería en torno al año 70 ó 71, y Tubular Bells se publicó en el 73. Lo demás es una historia que conocemos de sobra y que tiene un final muy feliz, sobre todo para el protagonista.

8.- Family Man; con Helen Demacque, concierto que televisó la 2 y que vi en directo, de pura casualidad.

Pero no todo es Tubular Bells. Ni Ommadawn. Ni Incantations. Ni Hergest Ridge (me gusta especialmente este disco). También esta Crises, y Five Miles Out, y Islands. Y todo lo que esté tío ha ido haciendo. No sé si todo es igual de bueno. Es imposible que todo sea bueno siempre, eso no lo hacía ni Capdevilla con la selección; aunque se acercaba. Pero hay mucho bueno, la mayoría diría yo, y eso que sabe ponerse rarito. Creo que, salvo por casos muy contados, siempre se le ha valorado más por esas composiciones instrumentales, generalmente grandiosas, abrumadoras en lo estético y en lo práctico, que por sus singles y canciones con letra, más dirigidos a eso, al single, y a las ventas, por qué no decirlo. Y aunque esas canciones hayan alcanzado bastante fama, casi siempre, se les ha dado una consideración menor. Es comprensible, son composiciones más sencillas, la mayoría, y con una orientación más “popera” en lo musical.

7.- Shadow on the Wall; la típica que otros pondrían arriba, pero yo no, soy un blandito y me gusta el lado blandito de Michael Gordon.

Por un lado, quiero reivindicarlas, sobre todo algunas que han quedado un poco olvidadas; para el público español, al menos. Por otro, quiero hacer, como decía, mi ranking personal. No soy el mejor fan de Mike Oldfield ni de lejos, ni de broma, ni de blas, pero me lo paso en grande escuchándole, hasta cuando se pone pesadito; cuando se pone celta es cuando menos me gusta, pero es que no sé quien le mandaba meterse en camisa de once de varas. ¡Si eres de Berkshire, Mikito!

6.- Man in the Rain; no sé si es el video original o no, pero es la versión con Cara Dillon, la del disco. La fórmula Moonlight Shadow le funcionó más de una vez…

Pocas veces ha cantado él mismo; en su autobiografía reconoce que no es un gran cantante —no llegué a leerla entera, ya he dicho que tampoco soy tan fan. Si que solía poner algunas voces, hacer un poco el canelo por detrás también, pero aparte de componer, casi siempre dejaba que otras y otros mejor dotados cantaran sus canciones. Ha habido varios y varias, pero mención especial merecen: Maggie Reilly, y su eterno Moonlight Shadow; ex mujer del protagonista; Barry Palmer, aunque solo sea por ese Crime of Passion; Anita Hegerland, que también sería su mujer y con la que tendría dos hijos; Helen Demacque, sobre todo por Man in The Rain, pero se lo ha cantado todo; o la misma Bonnie “Necesitounhéroealadeya” Tyler, que se canta la de Islands a todo lo que raspa la cazalla.

5.- Islands; que se pone tierna la Tyler.

Y para el top 4… Poca emoción, porque aquí las cosas están algo más claritas, aunque ojo a ese número dos y tres. Se podrá decir que algunas son algo facilonas, o que la melodía es muy reconocible, demasiado, en según que canciones, pero el tío siempre hace algo especial. No sé qué es, su propio estilo supongo, esa guitarra parlanchina, y el toque espacial, new age, onírico práctico de todo el conjunto. Te transporta un poco. Maneja muy bien las escalas y acordes para llevarte a donde el quiere y con las emociones que busca, también con la letra. Letras que tienen miga, se mire por donde se mire. Y me explico. Una pregunta que se le puede hacer a muchos músicos, presentes y pasados, es la siguiente: ¿haces las letras con sentido, con una historia detrás, anteponiendo esa historia o sentimiento a la sonoridad, o dejas que la música te marque un poco la pauta y te desentiendes de la letra? Lo que se conoce popularmente como “swedish approach”, y en españa como “hacerte un Bunbury”. ¿Qué diría el bueno de Mike? Ahí lo dejo. Un día lo comentamos.

4.- To france; empezamos con las de Maggie Reilly, que como ya he dicho,  fue su pareja por la época en que colaboraban; tímido pero resolutivo el , no le han faltado amigas…

Me ha costado mucho decidirme en el top 3. No era algo tan obvio como parecía. Al final, he cedido a esa obviedad, a la predeterminación que nos marcan el pasado y la memoria, pero ha estado todo embarullado hasta pocos segundos antes de ponerlo por escrito. ¡No todo iba a ser Moonlight Shadow! Pero sí, al final sí que lo es. ¡Siempre lo es!

3.- Crime of Passion; con Barry Palmer, del que me sorprende no haber oído hablar más, porque el tío mola; como se huelen los ochenta, esos videos que no entendía ni el director, esa cara del bueno de Mike que no sabe qué coño hace vestido de pintor de obra ni a qué puta cámara tiene que mirar.

2.- Five Miles Out; con Maggie otra vez, aunque él por ahí, haciendo coros, y actuando un poco más.

1.- Moonlight Shadow; como no iba a ponerla primero; podía habérmeles dado de crítico guay y haberla dejado hundida en la lista, pero estaría mintiéndome a mí mismo, aunque solo sea por la cantidad de veces que la hemos escuchado y que volveremos a escucharla. 

¿Qué os parece? ¿Algo que añadir, insultos que volcar, patadas que soltar? Por si queréis seguir escuchando las obras vocales del de Reading, os dejo una lista que he hecho con mis favoritas, que son más de diez. Hasta la próxima paja, espero que pronto.