LXIII – Jairo Zavala

Jairo Zavala es un tipo que me cae bien. Le he visto y leído en entrevistas, le he visto varias veces en directo –hace ya tiempo, es verdad– y siempre me ha dado la impresión de que tiene que ser un buen hombre. Despide la tranquilidad del hombre tranquilo y satisfecho. Puede que sea también el producto de lo que su música transmite, una sensación de calma, de sentimientos sin exageraciones ni las horteradas banales que tanto abundan hoy en el panorama artístico nacional e internacional. Cuenta las cosas como son, aunque se escondan tras algunas claves poéticas que no hacen sino engrandecerlas.
En un principio iba a hablar sólo de su proyecto musical más reciente, Depedro, el que le ha dado la fama que definitivamente se merecía, pero no podía dejar pasar la oportunidad para reivindicar su anterior grupo, La Vacazul. Un grupo mucho menos conocido, es cierto, pero que hacía muy buena música, a pesar de nunca llegar a ser realmente conocidos. Le tengo un cariño especial a La Vacazul, y es que llegué hasta ellos sin quererlo, tras encontrármelos teloneando en varios conciertos hace ya un gritón de años. Uno de esos conciertos fue, precisamente, ese de Dover al que fuimos juntos, hace ya la tira, antes de que se dieran al dance, al pop y a la música ¿africana? Recuerdo bien que fue después de ese concierto, cuando empecé a escuchar La Vacazul, convencido de que la próxima vez que los viera, sería capaz de cantar alguna de sus canciones.
Este chaval nacido en Aluche lleva dedicándose a la música la tira de años, y parece que ha pasado por los sitios más dispares, como es el acabar tocando en la banda que ambientaba el “El Club de la Comedia”. La fama o la notoriedad la alcanzó cuando la gente de Calexico –otro grupazo del que hablaremos, pronto– le llamó para tocar con ellos en directo. Parece que ese fue el último detalle que le faltaba para lanzarse con su proyecto personal, lo que hoy conocemos como Depedro. En sus propias palabras: “Me abrieron las miras, me hicieron ver que podía llegar a más sitios.”
Si La Vacazul era un grupo más “hardrockero”, con toques un poco experimentales, Depedro es la traducción folk de todo lo que este hombre guardaba dentro. La verdad es que en Depedro yo sigo viendo bastante, como no podía ser de otro forma, de lo que era La Vacazul, pero el estilo es claramente distinto. Y las letras de Depedro son más personales e intimistas, con un toque poético y melancólico del que disfruto mucho. No sé si es porque coincidí escuchando los dos grupos o porque sí es cierto que hay canciones en que se parecen, pero a mí La Vacazul siempre me sonó parecido a Buenas Noches Rose, lo que habla todavía mejor de ellos.
La Vacazul, desgraciadamente, dejó de existir hace tiempo, pero también dejó algunos discos muy buenos. Los que yo conozco son: Pelos de Perro, Vienen Tiempos y Directo en el Charco. Canciones imprescindibles, incluyendo algunas que ya os he ido poniendo: Vuelo, Sin ti, El Cascarón, De vuelta, Chico Listo, Perdona, Mucho Mejor, Aburrido. Tenían un directo muy bueno, ese último disco en directo quizá sea el más representativo de lo que hacían y eran.
Depedro, afortunadamente, sigue adelante. Depedro es básicamente él, con colaboraciones de músicos muy dispares. Tiene tres o cuatro discos, creo, el último que conozco, “La Increíble Historia de un Hombre Bueno”, no lo he escuchado demasiado, aún me queda, pero los dos primeros, Depedro y Nubes de Papel, no tienen desperdicio. Las canciones que más me gustan, algunas ya os las he puesto, son: Nubes de Papel, La Memoria, Diciembre, Chilla que Tiemble, Te Sigo Soñando (no te la pierdas JA), La Llorona, Miguelito. La verdad es que de esos dos discos me gusta casi todo.
Espero que os guste este músico de vocación y profesión, un buen tipo, sin duda.
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