LXIV – The Black Crowes

Hola pajeros, en primer lugar quiero pedir disculpas por desaparecer de las publicaciones los últimos meses y asimismo os agradezco vuestros esfuerzos para mantener la página fresquita.

A parte del poco tiempo, he estado muy atascado porque no sabía por dónde tirar en esta ocasión. Pero tuve la respuesta el otro día. Llegó el verano y el calor y en el reproductor cayó por casualidad un ritmo sureño que iba al pelo ¡Eran los BLACK CROWES! ¡Las urracas parlanchinas!
La verdad es que creo que no hemos hablado nunca de ellos, y ya iba siendo hora, teniendo en cuenta que, sin duda, es uno de los mejores grupos de rock de los 90. Y vamos a empezar por donde empecé yo y por donde se debe empezar: por el AMORICA. Un disco de culto, sin duda. Echadle un vistazo a la portada, también bastante conocida.

Empecé a escucharlo hace muchos años, en la facultad. Por aquel entonces veíamos como la gente del campus hacía fiestecillas los viernes a la salida de clase para recolectar dinero para viajes de fin de curso y esas cosas. Y pensamos, ¿por qué no lo hacemos sin otro motivo que pasarlo bien y ganarnos unas perrillas para salir el fin de semana?
Desde luego aquello fue un éxito. Y volvimos a creer en el alcoholismo juvenil. Empezamos cautelosos, comprando lo justo y se nos acabó en seguida. Y no es de extrañar, me acuerdo que la oferta eran 6 minis por 1000 pelas. En el parque de “exactas” hacía calorcito y lo de sentarse en el césped, un viernes, a tomar un mini helado era bastante tentador. Poco a poco fuimos aumentando la carga, en los últimos días ya no cabía casi ni en el coche. A veces incluso teníamos que ir a comprar a lo largo de la tarde para atender a la demanda. Y luego ya nos íbamos currando más cosas. Con los packs de “Calixto y Melibirra” tenías chupito gratis y mini de aperifritos. Lo más caro eran los hielos así que un día fuimos a una pescadería y conseguimos abastecimiento gratuito.
Todos los viernes en los que el tiempo acompañaba, cogía el coche y me iba a Tres Cantos donde recogía a Victor y al Chavs. Nos íbamos a la compra y luego tirábamos para Madrid, previo paso por la pescadería. De camino solíamos poner la cassette del Amorica, que desde entonces siempre he ligado a esos días y al verano.
Los Black Crowes son la banda de rock sureño por excelencia. Estos chicos de Atlanta son los dignísimos herederos de Lynyrd Skynyrd y en general de la música del América profunda con toques de blues, soul, rock y country (tenemos varias pajas que ilustran bien sus influencias). Y así lo demostraron en su tremenda versión del temazo de Otis Redding: “Hard to handle”.
La banda, liderada por los hermanos Robinson (voz y guitarra), ya pegó fuerte con su primer disco en 1990: Shake your Moneymaker en el que aparece dicho tema de Otis. En 1992 sale su segundo disco: “The southern armony and musical companion“ que mantuvo el nivel del primero.
Y ahora sí. El Amorica es el tercer disco de la banda, de 1994. Empieza con un contundente “Gone”.
A partir de 1996 empezaron a acompañar a Jimmy Page en algunas actuaciones y en 1998 es Page el que participa en los conciertos de los Crowes en la gira de su 5º disco. Ese disco en directo también es muy recomendable.
Como veis es un disco redondo, una banda que toca realmente bien, lo que se nota en sus directos. Y vamos a pasar al cuerpo del álbum con esta tetralogía que me recuerdan al las tranquilas tardes del estío (sobretodo porque teníamos vacaciones, claro está).
Al final de “High head blues” y si agudizáis el oído podréis escuchar como tras dar una calada dice “esta es la mejor mota (maría)”Pero no todo es calma y bienestar, la cara B vuelve a abrir con otro potente temazo “P.25 London”
Seguimos con “Downtown money waster”, un tema que le gustará a los Brothers Comatose.
Y finalmente Descending para acabar y dejan buen sabor de boca.
El 15 de enero de este año, Rich Robinson anunció la disolución de la banda (la tercera) por desavenencias con su hermano Chris. Atrás dejan 9 discos de estudio y otros tantos directos de muy buena calidad, casi todos merecen la pena.
Como veis pongo casi todo el disco pero es que me cuesta mucho decidir porque es una maravilla. Os animo a que lo escuchéis. Es uno de esos discos que hay que tener en CD y no sólo en el disco duro. Porque un día dices: “Joder, me apetece escuchar el Amorica y sólo el Amorica”.
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