XLIX – Joe Hisaishi

Después de Boney M (y la portada de su disco de navidad), cualquier aporte va a parecer poca cosa, la verdad, por eso voy a aprovechar para cambiar el tercio de forma radical y así no pillarme los dedos.

Ya ha habido alguna paja dedicada a música de cine; las grandes, grandísimas bandas sonoras del maestro John Barry estuvieron por aquí hace más de un año, gracias a ROC. Hoy quiero hacer otra de estas pajas cinematográficas, presentando a otro pedazo de músico, no demasiado conocido o reconocido por el gran público.

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Os suenan nombres como “Nausicaä del valle del viento”, “Mi Amigo Totoro” o “La Princesa Mononoke”. Espero que sí, al menos alguno de ellos. Se trata de algunas de las mejores películas del genial Hayao Miyazaki y su Studio Gibli. No estamos aquí para hablar de cine, pero os recomendaría que, si no habéis visto ninguna de sus películas, guardarais un momento para ver cualquiera de ellas, os aseguro que os quedaréis tan sorprendidos como satisfechos. Sí, son películas de animación, de animación japonesa, nada más y nada menos, pero eso no quiere decir que no se trata de grandes películas, en el sentido más amplio y profundo del término.

Como os decía, no estamos aquí para hablar de cine, pero sí de música de cine. Más concretamente de Joe Hisaishi, músico responsable de la banda sonora de las películas nacidas de la factoría Gibli. Las películas creadas por Miyazaki no son películas al uso, poco tienen que ver con otros títulos del género, aunque sea inevitable encontrar puntos en común dentro de esa imaginería nipona tan sumamente especial. Sin embargo, Miyazaki ha conseguido crear su propio universo y su especial manera de contar historias. En sus películas la naturaleza juega un papel fundamental, y el respeto y relación con ésta suele situarse siempre en el centro del argumento. La esencia de su mundo es la naturaleza, nuestro mundo y como el hombre se relaciona con él. Por ello, las bandas sonoras de sus películas siempre tienen un toque especial, un carácter distinto, más espiritual que el que podemos encontrar en otras películas. Y ahí esté Joe Hisaishi, siempre, creando músicas que acompañen las tremendas imágenes que Miyazaki imagina y los chicos de Gibli plasman a la perfección. No miento si digo que en algunas de sus películas, la música de Hisaishi eleva un dibujo que es arte, a la categoría de emociones casi tangibles.

Músicas que guían a través de la historia, que no sólo acompañan la imagen, sino que atraviesan la historia y te llevan por ella. Eso es Hisaishi, una especie de guía que parece comprender de forma íntima lo que pasa por la mente de su amigo Miyazaki. Os dejo una pequeña muestra con una parte de la banda sonora de “Nausicäa del Valle del Viento”, mi película preferida; el tema principal de “Porco Rosso”, Madness, veréis que muy distinta de la anterior; y para terminar, otra muestra sacada de La Princesa Mononoke, posiblemente, junto con “Mi Amigo Totoro”, su película más conocida.

Pero no todo empieza y acaba en Studio Gibli, para nada. Hisaishi también ha trabajado para el que quizá sea el director japonés vivo más famoso del mundo, a pesar de que en los últimos años ha decaído un poco en su actividad y calidad cinematográfica. Se trata del genial y errático Takeshi Kitano, curiosamente también uno de mis directores favoritos (no supe de la relación entre Hisaishi y Kitano hasta mucho después de saber quiénes eran los dos). No voy a extenderme demasiado hablando del cine de Kitano, no estamos aquí para eso, pero sus películas, a pesar de su violencia explícita y cruda, guardan siempre ese carácter intimista nipón que concuerda muy bien con las bandas sonoras creadas por el compositor que hoy nos ocupa. Para no alargarme y que juzguéis vosotros mismos, os dejo un par de las colaboraciones que han realizado, la primera es de la película “Hana Bi”, “Flores de Fuego” en Español, y “Sonatine”, ambas películas más que recomendables.

Sé que no es una música para todas las ocasiones, algo más íntima, más relajada si queréis, pero espero que, como de costumbre, sepáis disfrutarla y apreciarla.  Y no dejéis de ver las películas a las que acompaña, os aseguro que no tienen desperdicio.