XXXVIII – Mongo Santamaría

Hablar de Ramón «Mongo» Santamaría es hablar de lo mejor del jazz latino. Un personaje muy respetado pero quizá no tan conocido a nivel popular como Tito Puente o Pérez Prado.
Lo conocí en casa de Blanca. De eso hace ya unos cuantos años. Era el cumpleaños de María y estaba sin ideas. Un día se me ocurrió proponerle a Blanca un encargo, un cuadro para María. Ella me dijo que le podría proponer un disco que nos gustara e inspirarse en él para crear la obra. Cuando entré en su cuadro estaba escuchando a Mongo. Aunque al final escogí un disco de flamenco, más afín a los gustos de María en ese momento, me llevé el de Mongo para casa. El resultado, ya lo conocéis, es el cuadro que está en nuestro salón.
En cuanto a Mongo, para mí fue un descubrimiento. En cuanto al jazz latino, sólo comparable a Pérez Prado. A Tito Puente la verdad es que lo tengo más olvidado.
Nacido en el barrio habanero de Jesús María, en 1917, Ramón Santamaría, abandonó muy joven los estudios para dedicarse a los timbales. Pero sus triunfos musicales comenzarían a materializarse en 1948, cuando viaja a México y se enrola con la orquesta de Dámaso Pérez Prado, con quien viaja a los Estados Unidos un año después. Fue en Nueva York donde Mongo Santamaría – el nombre con el que se le conocería artísticamente para siempre -, vivió y ejerció su carrera durante cuatro décadas. En 1951, Mongo se integra en la orquesta de Tito Puente, con quien graba dos discos clásicos de la percusión afrocubana
Sin embargo, su fama internacional se produciría tras abandonar la orquesta de Puente, y asociarse con el vibrafonista Cal Tjader, a partir de 1958 con quien hace historia en San Francisco durante cuatro años,
A su regreso a Estados Unidos, en 1962, la heterodoxa charanga de Mongo comienza a transitar de manera natural hacia el jazz. Entre los músicos que contrata por entonces para sus incursiones jazzísticas están figuras de la talla del pianista, Chick Corea, el flautista Hubert Laws y el trompetista Marty Séller, quien se convertirá en estrecho colaborador de Santamaría y en arreglista de la banda.
El tema “Watermelon Man”, de 1962, supone para Mongo Santamaría los primeros éxitos de popularidad, con seis semanas en la lista de los diez números más escuchados en Estados Unidos.
En 1963, Mongo está ya a la cabeza de lo que será el conjunto de jazz latino del futuro, con piano, bajo, percusión y una línea de metales. Poco después, en el Festival de Montreux, en 1980, colabora por primera vez en una grabación histórica con Dizzy Gillespie, con quien viajaría luego a La Habana. La discografía de Mongo incluye más de cuarenta títulos, como solista o en agrupaciones. Mongo Santamaría, falleció en la madrugada del 1 de febrero de 2003 en su residencia de Miami, víctima de un paro cardíaco, a los 86 años.
No debemos olvidar que hablar del jazz latino, es hablar de nuestras propias raíces. Cuando Mongo nació, Cuba era un país libre de España desde hacía menos de 20 años. Es maravilloso comprobar como el mestizaje en el nuevo mundo, ha sido el origen de toda la música moderna. Hasta principios del siglo XX, sólo existía el folklore y la música clásica, pero la unión de la música negra y la europea en américa produce una explosión de nuevos ritmos que es una verdadera locura. La unión de la música española con la música negra en América ha dado muy buenos frutos, al igual que la mezcla de la música anglosajona y la negra. En ese sentido, Cuba ha sido un reducto especial de músicos, supongo, que por el hecho fundamental de que es una de las pocas colonias españolas poblada en su gran mayoría por esclavos negros, hecho peculiar en la colonización española y no tanto en la anglosajona. Ya haré una paja sobre este tema porque la historia de la música a principios del siglo XX es preciosa.
El jazz latino, jazz afrocubano o cubop, es un estilo formado en los años 40 cuando se une el jazz de nueva orleans con los ritmos cubanos. En Brasil pasó algo parecido en los años 50 dando lugar a la bossanova. Hubo varios compositores estadounidenses y cubanos que empezaron a juntar el jazz con ritmos como la habanera, la rumba, el mambo, el tango, el bolero o el fandango. Así que como veis algo de nuestro folklore está ahí metido. Básicamente al jazz se le añadieron instrumentos de percusión como congas timbales o claves y ritmos de bajo latinos. Al contrario que el jazz estadounidense el jazz latino emplea un ritmo fijo. Algunas asociaciones como la de Mario Bauzá con Dizzy Guillespie o Chano Pozo con Charlie Parker empezaron a dar sus frutos.
Os recomiendo, estos temas watermelon man, sweet tater pie, afro-blue, green onions. Algunas de ellas son originales y otras son temas clásicos a los que les pone un puntito latino que te cagas. Como última curiosidad, esta versión de In a gadda da vida de Iron Butterfly.
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