LV – The Stranglers

En esas ocasiones en que te preguntas, o te preguntan, cuál sería la época en que te hubiera gustado vivir, musicalmente hablando, claro, todos tenemos nuestras favoritas. Es difícil decidirse, siempre, aunque creo que la mayoría estaríamos siempre rondando algún momento, más o menos concreto, entre  el inicio de los 50 y finales de los 70; entre los primeros tiempos del Rock & Roll y su culminación final en esos preciosos años setenta. Sin olvidar esa tan envidiada libre locura de los sesenta. En mi caso, dependería mucho de cómo me pillara esa pregunta: de mi estado de ánimo, del momento del día o de la música que estuviera escuchando. Está claro que de los 50 a los 70 hubo tantas cosas, y tan buenas, que es difícil decir que hubiera otra época mejor, pero no sé, hubiera sido espectacular también haber conocido esos locos años 20, o los 30, o los 40, mamando del Jazz y del Blues, disfrutando de Mingus en directo, viendo a Django tocar delante de nosotros sin poder seguirle sus escasos ¿ocho? dedos… Hay tantas épocas que, como decía al principio, es muy difícil decidirse.

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Sin embargo, y rompiendo un poco con ese esquema temporal que acabo de montarme, más o menos acertado, hay una época que a mí siempre me ha seducido especialmente. Quizá no tanto por lo musical, que también, sino, sobre todo, por ese componente de momento bisagra que siempre se le ha asociado. Esta época es justo ese final de los 70 y el inicio de los 80, el nacimiento del Punk. Una revolución, menos musical, o menos de lo que se suele decir comparado con otras, pero una total revolución social que marcaría profundamente todo lo que vendría después.

Y no es el punk mi música favorita, por poco, eso sí, pero estos tipos de los que hoy vengo a hablar siempre han tenido algo, no sé el qué exactamente, que me ha puesto bastante cachondo. Y es que The Stranglers, si algo son, es especiales, distintos, Punk pero no tan Punk, nombrados junto a The Clash, a veces, otras siendo vituperados siempre que se hablava del grupo de Joe Strummer. Y es que, hoy no vamos a hablar de ellos, The Clash son mucho The Clash. Pero The Stranglers también, coño. Y hoy vengo a reivindicarles, si es que eso hacía falta, tras haberles visto, por fin, en concierto en Madrid hace unas semanas. De hecho, este post iba a haberlo escrito justo esa misma noche, pero ya veis, tarde, deprisa y corriendo, qué le vamos a hacer…

The Stranglers, como decía, son un grupo raro, casi siempre nombrados entre los primeros del punk (los primeros primerísimos fueron The Ramones, que quede claro, ya habrá alguna paja para contar esta historia, pero que quede claro), pero que quedaron a la sombra de otros grupos, más mediáticos unos, totalmente insuperables otros. Y es que a estos Estranguladores de Guildford no siempre se les trató con justicia, ni siquiera en su país. A ver, que sí, que tuvieron exitazo, son un grupo de culto y toda la pesca, pero también tienen muchos detractores, la mayoría dentro del movimiento punk, y una prueba de ello la tuve en mi última visita a Londres, hace pocos días, cuando buscaba un camiseta que regalarle a mi hermano. Camiseta que no pudo comprar en el concierto al que fuimos juntos. Buscando esa camiseta, entré en varias tiendas en distintas zonas de Londres, todas dedicadas a música y merchandising variado, pero en ninguna encontré nada de los Stranglers. Es más, en dos de ellas, cuando pregunté por ellos, la respuesta fue bastante displicente: en la primera el tío se rió y me dijo que a él le gustaban los grupos de verdad, como The Clash; en la segunda, directamente, me dijo que él no tenía nada de esa mierda.

Al final la encontré, pero lo mío me costó, ya veis. Eso de que les posicionaran tanto en el Punk como en la New Wave y el Post Punk, no les benefició demasiado entre el público más revoltoso. Y es que no son tan Punk, o sí, o no, o yo qué coño sé….

A pesar de todo y por encima de todo, creo que son un grupo digno de escuchar (lo creo yo y millones de personas más, evidentemente), aunque sólo sea por ese organillo que tanto les define,  por sus letras, entre lo romántico y lo violento, y por su música en general, difícil de calificar; a mí la palabra que siempre me sale cuando alguien me pregunta es “rara”, los Stranglers hacen una música rara.

Y en el concierto lo demostraron, hicieron honor a su condición de raros, habiéndose tocado tres de sus grandes éxitos (No more Heroes, Golden Brown y Always the Sun) antes de la mitad del concierto. Y a pesar de ello, fueron de menos a más y acabaron dando un conciertazo que nos puso a todos a botar, conocieras más o menos las canciones.

Aparte de las perlitas que os he ido dejando por este post, para mí, el gran momento del concierto fue Duchess, y eso que el cantante original dejó el grupo hace tiempo, y claro, las canciones clásicas pierden…

Por supuesto, y sin que sirva de precedente, poder escuchar Golden Brown en directo fue todo un privilegio; “Tommy, el pobre imbécil, está rezando. Y si no está rezando, más le vale hacerlo”.

Como colofón del concierto, se cascaron un versión cojonuda del “All Day and All of the Night”, de The Kinks, así, para dejarnos calentitos.

Por si queréis mojaros más, he creado una lista en Spotify, que terminaré de enriquecer en breve: The Stranglers

Hala, a disfrutar chavales, ¿con los Shadows? No, con The Stranglers…