XCIII – Matt Heckler, un buen tipo
Matt Heckler es un buen tipo. O eso parece. O me lo parece a mí.
Algo positivo, a veces, de poder acceder a tanto contenido, tan diverso y variado, de tantos artistas, es que tienes la posibilidad de acabar conociéndolos casi en persona. Sobre todo cuando se trata de gente no tan conocida, como es el caso de Matt Heckler. Es positivo a veces, porque no siempre es deseable conocer a las personas que admiramos, más allá de su arte o trabajo. Es más, yo tengo por norma no acercarme demasiado a según que personajes, por aquello de vivir mejor en la ignorancia, de nunca descubrir hasta dónde llegan los límites de la estupidez humana, sobre todo cuando va acompañada de un ego talla XXXXL.
Pero Matt Hecckler no es así. Desde el primer video que vi, gracias a la buena gente de Gems VHS —tienen mucho y mucho bueno—, se nota que no hay trampa ni cartón. Al menos, por ahora. No es de corchopán, no intenta aparentar, es más bien tímido y el tío contagia esa autenticidad, haciendo que su música te llegue más si cabe. Por eso lo del buen tipo. La verdad es que en este mundo de individualismos hiperbólicos y vacíos, se agradece descubrir a artistas que no anden dando lecciones, hablándote de sí mismos en tercera persona o directamente dando mítines políticos, de este u otro signo. ¡A hacer música, coño!
Me da paz. Matt Heckler me da paz. Él, pero, sobre todo, su música, y ese estilo tan suyo de tocar el violín. Con la turra que me daban en el conservatorio con la postura de cabeza, hombro, codos, manos y dedos, ¡la hostia! Mírale al tío, pasándose por el forro cualquier técnica formal, y tampoco es que lo haga mal; no será Pablo Sarasate, pero no lo hace pero que nada mal.Un punto más para Matt.
Es Mr. Heckler un descubrimiento bastante reciente, hará cosa de un par de años, pero es que tampoco lleva mucho más; en lo que a discos se refiere, claro, de lo que haya hecho antes, que seguro que lleva toda una vida tocando, pocas referencias tengo. De su antepenúltimo y segundo disco, Blood, Water Coal, me encanta este temón, tocado en el video con la guitarra en vez de con el violín, no por ello menos potente.
El tío, además de tocar varios instrumentos, tiene una voz genial. Es una voz rara, como gritona, muy suya, pero con ese algo de viejo contador de historias. Y no tiene ni trampa ni cartón.
De su penúltimo disco, After the Flood, además de Blue Eyes Dancing, que era la primera, esta balada tan chula:
Del último disco, This Town is Killing Me, que ha salido hace nada, la canción que da nombre al disco (en el disco oficial solo sale como This Town) y que pega muy duro, no sé si por esa voz que parece que llora, el violín, que también parece soltar lágrimas, o la letra, que es una maravilla de melancolía:
Como veis, hasta ahora, todo lo que os he enseñado viene del canal de Gems VHS. Es donde le descubrí y las grabaciones que hacen, siempre «field recordings», molan muchísimo. Además de mostraros a Matt Heckler en estado puro, os doy una poco del canal, del que, quizá, convendría hacer una paja exclusiva. Aunque, ya os digo, tiene tanto, y tanto bueno, que puede ser durísima de hacer.
Para que profundicéis un poquito más, os dejo mi lista de Matt Heckler que, en un artista con tan poco grabado, al menos disponible en Spotify, es casi todo lo que ha hecho. Eso no hace que la lista sea peor. Un aperitivo suculento, para meterse hasta el fondo, ahora que su carrera no ha hecho más que empezar. Esperemos que dure y que, incluso, llegáramos un día a verle tocar en directo en España, o cerca. Parece que lo de ir a verle a su casa no ocurrirá nunca…
Espero que disfrutéis de esta intimidad tan curiosa que da su música y os aficionéis también a este buen tipo que es Matt Heckler.
MIGS